Helénica
Arzuaga

La neblina se arremolina para trepar por
esta pétrea figura envuelta en eternos drapeados,
aquí me quedaré
esperando a que el cielo despeje y me descubra nuevos horizontes más  brillantes,
aquí me quedaré esperando a que llegue el abrazo del
cálido verano,
cuando la niebla se disipe elevaré mis esperanzas y
descubriré la fuerza de mis entrañas,
a las que no amedrentará
ni el viento ni la nieve ni la niebla,
mañana lloverá sobre la
silueta de los esquivos transeúntes en busca de cobijo,
aquí me
quedaré soportando la humedad que calará y petrificará la arcilla
quebradiza de mi  figura,
y revertirá fortaleza.