
Desde que hacia el 2009, los creadores de estilo del panorama fashionista; diseñadores, estilistas, starsystems del momento y demás formas manipuladoras de criterio propio, las mismas que crearan el concepto metrosexual que impera en la industria de la moda y el marketing, nos fueran inoculando imágenes a nuestra retina de un nuevo hombre mucho más definido, masculino y viril, la metrosexualidad ha sufrido una vuelta de tuerca en su look en busca de la innovación tan codiciada por el mundo de la imagen.
Mientras los modelos y starsystems del panorama deportivo, musical y del celuloide como Cristian Cruz para Loewe, Gerard Piqué para MANGO, Ryan Burns para Ermenegildo Zegna, se convierten en imagen de algunas de las campañas de las más prestigiosas e influenciadoras firmas de moda, proponiéndonos la barba como nuevo elemento que pretende renovar el estilo masculino. El habitual look andrógino que reina en las pasarelas se ve salpicado por los barbados, empezando en 2009 por un estilo de barba rasurada, empujado seguramente por el look preppy de Tommi Hilfiger o Polo Ralph Lauren, evolucionando hacia una barba mucho más frondosa. Los modelos Bill Gentle, Benjamin Dukhan (habitual de las pasarelas de Jean Paul Gaultier, John Galliano o Yohji Yamamoto) , Pablo Bartolomé, Christian Göran (del anuncio de Trivago), Henrik Fallenius, el griego Panayiotis Simopoulos y Patrick Petitjean, son ensalzados a la altura de los más codiciados modelos de frondosas barbas de las principales pasarelas. Hombres con estilo propio como el predecesor del actual director creativo de YSL, Stefano Pilati, fiel a su barba desde mucho antes de la llegada de la tendencia, está más de moda que nunca, actores como Vigo Mortensen, Javier Bardem y George Clooney, los starsystems Iker Casillas o Justin Timberlake, se suman a la tendencia, o son los influenciadores de ésta, como lo hizo hace ya algunas temporadas David Beckham que empezó con la barba rasurada y evolucionó al mismo ritmo de la tendencia _¿quién sigue a quién?_ hacia una barba más frondosa como la que ahora impera.
En mi último viaje a Madrid, poseída por la influencia fetichista hipnotizadora que este varonil vello facial tiene sobre mí, y que crece a una «velocidad de crucero» de 0,35 mm/día (para deleite del Sr. Wilkinson), dediqué el streetstyle a los velludos homos con el fin de ilustrar este post. (aprovecho para enlazaros la magistral publi Figh for kisses de Wilkinson, que no tiene que ver con barbas sino con erradicarlas).
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